lunes, 24 de febrero de 2014
LA OTRA CARA DE LA IGLESIA
Reclaman que los sacerdotes y sus encubridores se sometan a un tribunal civil
“Si no se denuncia, los abusos seguirán ocurriendo”
“Dudo que se haga justicia con las víctimas”
“Quisieron darme dinero a cambio de mi silencio”
“La Iglesia se está lavando la cara”
"El Papa no va a hacer las cosas que debería porque acá no las hacía"
"El papa Francisco tiene que limpiar la casa"
"El Vaticano debe ser juzgado"
El pasado 16 de enero la ONU firmó un momento histórico al obligar al Vaticano a responder sobre la pederastia en el seno de la Iglesia. Fue la primera vez que un organismo civil se atrevió a interrogar a la Santa Sede. Los portavoces de Roma respondieron con evasivas y sin datos concretos a las preguntas directas e incisivas de los miembros del Comité sobre los Derechos del Niño en Ginebra, que emitieron un durísimo informe en el que acusan al Vaticano de proteger a los sacerdotes pederastas y de exponer a los niños ante los abusadores. El documento exige a Roma que entregue a los curas criminales a la justicia común.
Las víctimas luchan para que se juzgue no solo a los pederastas, sino a quienes protegieron a los criminales. El silenciamiento de los casos ha funcionado como una especie de tortura psicológica para ellos. El secreto ha sido una norma impuesta en la Iglesia desde hace décadas. Ya en 1962 una instrucción obligaba a todos sus miembros a guardar silencio sobre los casos de abusos bajo pena de excomunión y, aunque el documento sufrió varias modificaciones, la esencia se mantuvo incluso en la revisión del año 2001.
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